lunes, 25 de enero de 2016

POR QUÉ HICE "SIETE DÍAS DE ENERO", DE JUAN ANTONIO BARDEM

"¿POR QUÉ HICE SIETE DÍAS DE ENERO?"

Juan Antonio Bardem (escrito para Mundo Obrero de enero 2002)

La respuesta es bien sencilla. Hice la película porque consideré -y considero-que era mi deber como ciudadano, como cineasta y como comunista. Desde el principio tuve la impagable colaboración del camarada, entonces Gregorio Morán un formidable periodista de investigación. También desde el principio, conté con la colaboración de los abogados que se ocupaban del caso. Hablo de José Luis Núñez de los entonces camaradas José María Mohedano, Cristina Almeida y Jaime Sartorius.

La noche del asesinato el 24 de enero yo era el enlace "oficioso" entre el PCE y el Gobierno Suárez, a través del Gobernador Civil, Juan José Rosón. A las tres de la mañana estuvimos reunidos Rosón, yo y Paco Romero Marín analizando la situación. Rosón se despidió de nosotros. Absolutamente demudado. "no sé cuántas reuniones de militares hay en este momento en Madrid". Es decir se estaba gestando una "noche de los cuchillos largos, pero a la inversa. Al día siguiente aparecía más tranquilo.

Gregorio Morán y yo hicimos dos versiones del guión y nos decantamos por la segunda.

Cuando el guión de "7 días" estuvo terminado ya, invité a cenar a mi casa, tanto a los abogados del sumario, como a los supervivientes de la matanza que quisieron asistir. Vinieron sólo Dolores González, viuda de Paco Sauquillo y Sarabia. Leí el guión a todos. No leo mal y el resultado fue un momento de gran emoción y tensión. Se originó una discusión política. A Cristina Almeida no le parecía oportuno hacer la película entonces, le reté a que dijera cuando, según ella, sería oportuno hacerlo.

Tuve que viajar a Estocolmo, invitado por la Filmoteca Sueca y llevé allí una copia de "Hasta siempre en la libertad" un film del Colectivo de Cine Madrid, y básicamente de Andrés Linares. Allí en Estocolmo, estaba como Secretario de Embajada. Benavides, hermano menor del camarada asesinado en Atocha. José Mario Benavides, que pudo ver la película del Colectivo.

Tuve el pudor de no filmar el despacho laboralista de Atocha 55. Manuela Carmona nos prestó el mobiliario del despacho y los carteles que decoraban las paredes. Utilizamos un despacho de CC.OO también en la calle Atocha.

Yo no buscaba el "escándalo" de la sangre. Y todo el quipo fue consciente del momento histórico de reproducir el asesinato. Hice intervenir- haciendo de él mismo- a Joaquín Navarro, que era el líder de la huelga de transporte municipal de Madrid.

Cuando la película estuvo terminada, hice un primer pase de ella sólo para los supervivientes y familiares de las víctimas. Allí, estaba Benavides acompañado del abogado de la familia José María Stampa Brown. Estaban allí para fiscalizar la película y actuar en consecuencia. Al terminar la proyección hubo un silencio que duró siglos hasta que Lola González se levantó para abrazarme y felicitarme. Después de la capilla ardiente en el Colegio de abogados, conseguí que Rosón nos diese permiso para que el cortejo fúnebre pudiese llegar desde las Salesas hasta la calle Génova. El servicio de orden lo hicimos nosotros los comunistas. Los Benavides ya se habían llevado el féretro de José María a sus tierras de Jaén. También la familia de Serafín Holgado se habían llevado su féretro a su país natal.

Andando el tiempo se estableció la costumbre de hacer un acto conmemorativo en el Colegio de Abogados. En el último que yo recuerdo, se pretendió "descomunistizar" esa efemérides, sobre todo por parte de Cristina Almeida, ya tránsfuga del PCE al PDNI. Las víctimas de Atocha eran luchadores por la libertad y la democracia. Pero también eran comunistas. Así lo hizo ver y lo señaló el abogado Jaime Miralles. La adscripción política de las víctimas de Atocha era fundamental para dar a ese acto su verdadero significado.

Lola González vino a saludarme y darme la razón, si no hubiera hecho la película "entonces" , hoy no hubiese sido posible.

El estreno del film, con la provocación constante de los "guerrilleros de Cristo Rey", se convirtió en un acto militante.

Fuente: Agrupación de Profesionales del PCM



Escena final de la película "7 días de enero" de Bardem. Se trata de imágenes reales, concretamente del entierro de los abogados laboralistas asesinados en la Calle Atocha de Madrid en enero de 1977; y el entierro desde la Plaza de las Salesas hasta la Almudena, que transcrurrió en el más absoluto silencio, en lo que fue una prueba de madurez del entonces (y todavía ilegalizado) Partido Comunista de España (PCE).

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