miércoles, 13 de junio de 2012

CANCIONES DE AMOR Y DE LUCHA EN EL NUEVO DISCO DE ISMAEL SERRANO


 “TODO EMPIEZA Y TODO ACABA EN TI”

“Todo empieza y todo acaba en ti”, el nuevo disco de estudio del cantautor Ismael Serrano, propone una mirada incisiva sobre la crisis europea y ofrece, a partir de un sonido más eléctrico que en sus trabajos anteriores, un compendio épico donde pequeñas batallas cotidianas llaman a despertar a la ciudadanía.

Lejos del sesgo rupturista de “Acuérdate de vivir”, su placa anterior, este álbum ofrece una musicalidad menos innovadora pero agudiza, desde lo estrictamente discursivo, un mensaje que se materializa -por partes iguales- en canciones de amor, de lucha y de bronca.

Así, en el flamante álbum desfilan temas como "Mañana porteña en Madrid", que habla de aquellos inmigrantes que a partir de la crisis española tuvieron que regresar a América Latina; o "Despierta" que apuesta -en palabras del propio Serrano- “a buscar la llama del cambio para asumir el protagonismo político que nos han arrebatado”.

Con texturas sonoras que evidencian su dilección por artistas como Silvio Rodríguez, Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina, en “Todo comienza y todo acaba en ti” Serrano apuesta a volver al origen, a resaltar y digitar, solo y con su guitarra, las variaciones anímicas y climáticas de toda la placa.

Fuente: Telam

"DESPIERTA"



Sin querer, llegará abril pero oscuro y sin claveles
y tú mirarás los días como quien mira la nieve
caer sobre la ciudad, alunada y siempre hambrienta
y la crisis va llenando de dormidos las cunetas.
Y tú hibernando, ausente, exhausto y sin latido,
vencido por el miedo y la luz de los mercados,
cansado ya, quizá de estar perdido. Perdido.

Cuando el trabajo te escupa cual carozo de cereza
rodarás pendiente abajo. No quedará quien proteja
a la virgen del dragón. Cuando suenen las alarmas
la marea habrá subido acorralándote en la cama.
Despertarás entonces, desarmado y cautivo.
Y como quien regresa a la casa en que fue niño
todo parecerá más pequeño, más oscuro:
el horizonte, la llama y el futuro.
Y entonces dime qué harás.

Despierta,
ya verás, que te están esperando,
paciendo en el portal una reata de pegasos
para cruzar el cielo tras la estrella del vencido
y hacerse las preguntas que exigen estar aún vivo.

Despierta,
has de pintar nuevas constelaciones
para que navegantes extraviados en la noche
encuentren el camino que les acerca al mañana
en el que Prometeo burla al dios y trae la llama.

Que el destino no parió la miseria en la que duermes,
nació de las voluntades de mil hombres y mujeres,
que nada está escrito para siempre.
Despierta.

El invierno llegará, arañándote la espalda,
mirarás el telediario como quien lee un telegrama
que trae pésames y flores. Mientras mascas los silencios
te robarán la memoria nigromantes y usureros.
Aquellos que ahora bailan celebrando la hoguera,
en que arde tu futuro, herido de hipotecas,
de dulce mansedumbre, narcótica ceguera,
herido y desangrado, el futuro aún espera.


"MAÑANA PORTEÑA EN MADRID"



Todos los días lo encontraba
en el mismo autobús, el mismo viaje.
Le oía platicar y nos hablaba
de las calles de Boedo en Buenos Aires.

Tardes de truco y los amigos,
los pibes, la vieja y esas noches
de diciembre en el portal de cada casa.
Y era todo tan suave como un roce.

Su soliloquio oíamos, entre paradas,
y Argentina, despacito, se colaba
en la mañana fría y los viajeros
sonreían escuchando sus palabras.

Nos hablaba del temor y la miseria,
de la crisis que ennegrece estos días
y recordaba antes de que todo estallara:
él tuvo planes, futuro, toda una vida.

Y el autobús callaba y de repente
habitábamos todos un colectivo
recorriendo, cansado, Buenos Aires,
por las calles de un Madrid lleno de frío.

Ahora, decía, estaba bárbaro:
tenía un buen laburo y ya su jefe
le había prometido que muy pronto
le arreglaría todos los papeles.

Y muy pronto los pibes y la vieja
se vendrían acá. Todo se arregla.
"Cuestión de confianza", nos decía.
El futuro ha de venir en primavera.

Y me parece oír un dulce tango,
y no sé si eres vos o si sos tú,
entre el yira o tal vez la última curda,
tenés el corazón mirando al sur.

Cada mañana nos toca leer
nuevas leyes contra el viajero que llega.
Entonces pienso en él. Ruego a los dioses
que guarden su camino y lo protejan.

No lo hemos vuelto a ver. Hará
tres meses desde el tiempo en que decía
que se sentía tan bien acá en España...
igual que si estuviera en su Argentina.

http://www.ismaelserrano.com/

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